Tres Rostros de Una Misma Experiencia

Un sistema de salud universal, gratuita, integral y de calidad es lo que un país requiere para garantizar el acceso de los ciudadanos a uno de los «pilares» de propuestas en tiempos electorales y al respecto hemos escuchado testimonios y leído reportajes sobre las condiciones en que se encuentran la mayoría de los Centros hospitalarios de la República.

Hoy voy a compartir una experiencia reciente y voy a mostrar tres rostros de una misma realidad que debería abordarse con absoluta seriedad para hallar un equilibrio y una solución definitiva.

Días pasados tuve que acudir al Instituto Nacional de Cardiología, “Prof. Dr. Juan Adolfo Cattoni”, por un evento médico complejo que me cupo «sufrir», infarto, complicaciones vasculares, descompensaciones metabólicas, afecciones propias de un hombre de mi edad y poco juicioso en sus cuidados personales; voy a relatar tres hechos reales que espero sirva como punto de análisis, tanto para las autoridades sanitarias, personales y usuarios.

La Atención 

Desde mi ingreso por «Urgencias» he recibido la mejor de las atenciones. Amable recepción, celeridad en la asistencia, solvencia profesional en cada uno de los que me asistieron, delicadeza en el trato y un detalle no menor, la limpieza del área, impecable y se nota el buen cuidado del área donde me tocó estar. Una vez en Sala, la experiencia fue similar.

Cada enfermero/a, médicos y personal de servicio brindando lo mejor de sí y agrego, los «administrativos» también con un fino trato con los familiares que me acompañaron al momento de solicitar informaciones y constancias.

Durante mi estadía por dos semanas no ha habido ningún requerimiento de medicamentos ni faltantes, todo lo ha proveído el hospital en tiempo y forma, salvo pequeños detalles que ni vale mencionar.

En este contexto, desde adentro y por experiencia propia concluyo que el sistema de Salud funciona, al menos en el San Jorge. Felicitaciones y gratitud a todo el personal médico, de enfermería y de servicios que activó en favor de mi cuidado.

Un Incidente Paralelo

Basado en experiencias anteriores y recientes y seguramente habrá algún tratado o artículo científico respecto al estado del enfermo internado en cuanto a su estado emocional y de estrés al estar ingresado en un hospital. Presumo que habrá algún tipo de protocolo que se activa en casos de contingencia si se requiere y si no hay, debe haber. Sucedió que en sala de internación ingresaron a un hombre, no muy mayor y con rasgos (opinión profana) de ser un paciente posiblemente siquiatrico. Tal situación creó un ambiente totalmente opuesto a lo que describí más arriba.

El paciente agresivo, amenazante, con actitud velicosa permanente, gritos, desorden y sin ningún tipo de respeto al personal que estaba designado en los turnos a su cuidado. Exponiendo al peligro a cada personal. Eso generó mucha tensión, noches enteras sin dormir por parte de los otros pacientes que compartían la sala y todo lo que eso conlleva en el proceso de recuperación.

Hasta el día de mi «alta» permaneció allí y no varió mucho el escenario. Reitero, debe haber algún tipo de acciones de contingencia para salvaguardar situaciones de crisis, similar al que estoy relatando, no puede admitirse situaciones como estas.

Los Acompañantes

Cada paciente ingresado tiene uno o más familiares que se ocupan de acompañarlos y aquí me cupo ser testigo de los que «pasan» los familiares. El hospital no cuenta con un área de espera para los familiares de los internados. Como medida de solución han habilitado un par de carpas extendidas en el césped frente a Urgencias. Sitios absolutamente precarios donde los familiares ocupan como albergue. Hacinados, ubicados «como se pueda», sillones, camas improvisadas. Un  ghetto.

Es probable que el sistema de salud con contemple recursos para atender el asunto, pero debería ser un punto a tenerse en cuenta y a buscar soluciones. «Aquí se sufre mucho señor, además que nuestros familiares están padeciendo problemas de salud, aquí nosotros sufrimos día a día el calor, la lluvia y la precariedad de los baños, además de la inconsciencia propia de los que estamos aquí dejando basuras y exponiendo nos a que nos enfermeros nosotros también», comenta una persona que lleva más de un mes «habitando» el improvisado albergue.

Tres aspectos de una misma experiencia, ojalá sirva como inicio de un análisis en busca de soluciones.

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